Las promesas de la Esperanza son más dulces que la rosa en botón y más seductoras aun para lo que aguardamos, pero las amenazas del Temor son una cruz donde se crucifica la rosa.
Sin embargo, que la Esperanza no te seduzca ni el Temor te impida apartarte de hacer lo correcto; así estarás preparado a hacer frente a todos los sucesos con ecuanimidad.
Lo terrores, aún los de la muerte, no son terrores para el bueno; quien no comete el mal nada tiene que temer.
Que en todas tus empresas una seguridad razonable anime tus esfuerzos; si desesperas del triunfo no lo alcanzarás.
No aterrorices tu Alma con vanos temores, ni dejes que tu corazón se hunda dentro de ti a causa de los fantasmas de la imaginación.
Del temor proviene la desgracia; pero aquel que tiene esperanza se ayuda a sí mismo.
Así como el avestruz que, cuando lo persiguen, esconde la cabeza pero olvida el cuerpo; así los temores de un cobarde lo exponen al peligro.
Si crees que una cosa es imposible; tu pesimismo la hará imposible; pero aquel que persevera domina todas las dificultades.
Una esperanza vana es una lisonja para el corazón del tonto; pero aquel que es sabio no la persigue.
Que en todos tus deseos la razón este contigo, y no coloques tus esperanzas mas allá de los límites de la probabilidad; así el triunfo estará contigo en tus empresas y tu corazón no conocerá la pesadumbre del desencanto. 

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