¡La venganza es detestable! ¿Qué entonces es la crueldad? Esta posee la maldad de la otra, pero no tiene el pretexto de sus provocaciones. 
Los hombres la rechazan como no perteneciente a su naturaleza; se avergüenzan de ella como una extraña a su corazón. ¿Acaso no la llaman inhumana? 
¿Cuál es, entonces, su origen? ¿A qué cosa humana debe ella su existencia? Su padre es el Miedo, ¿y no es su madre la congoja? 
El héroe levanta la espada contra el enemigo que resiste; pero tan pronto como se somete, queda satisfecho. 
No es honorable pisotear el objeto que teme; no es virtuoso insultar lo que es inferior; instruye al insolente y perdona al humilde, y estarás en la cumbre de la victoria. 
El que no tiene virtud para llegar a este fin, el que no tiene valentía para ascender hasta aquí, suple la conquista con el asesinato, la soberanía con la carnicería. 
El que teme a todo, ataca a todo. ¿Por qué son crueles los tiranos, si no es porque viven en el terror? 
El perro hambriento destroza el cadáver; aunque no se atrevía a hacerle frente al animal vivo; el sabueso valiente, en cambio, que caza hasta la muerte, no se entromete después. 
Las guerras civiles son las más sangrientas, porque los que en ella combaten son cobardes, son conspiradores y asesinos, porque en la muerte hay silencio. ¿No es el miedo lo que les dice que pueden ser traicionados? 
Para que no seas cruel, colócate demasiado alto para el odio; para que no seas inhumano, colócate por encima del alcance de la envidia. 
A todo hombre puede considerársele de dos maneras: de una de ellas, se ve turbulento, de la otra, menos ofensivo; míralo de la manera que te lastime menos; así no lo lastimarás. 
¿Qué es lo que un hombre no puede convertir en bien? En aquello que más nos ofende hay más causa para quejas que para odio. El hombre puede reconciliarse con aquel de quien se queja. ¿A quién mata él, si no es a quien odia? 
Si te impiden obtener un beneficio, no te encolerices. La pérdida de tu razón indica la falta de una razón mayor. 
¿Porque te roban el traje te vas a despojar también de la ropa interior? 
Cuando envidias al hombre que posee honores, cuando sus títulos Y su grandeza suscitan tu indignación, trata de averiguar cómo obtuvo todo eso; determina por qué medios llego a poseerlos, y tu envidia se volverá piedad. 
Si se te ofreciera esa misma fortuna al mismo precio, ten la seguridad de que si fueras sabio la rehusarías. ¿Cuál es el precio de los títulos, si no es la adulación? ¿Cómo compra el hombre el poder si no es haciéndose esclavo de quien lo da? 
¿Quisieras perder tu libertad, para poder quitársela a otro? ¿O podrás envidiar a quien hace esto?
El hombre no compra nada a sus superiores si no es por un precio. ¿Y ese precio, no es mayor que el valor? ¿Quieres pervertir las costumbres del mundo? ¿Quieres tener la compra y también el precio?
Como no puedes envidiar lo que no aceptarías, desdeña esta causa del odio y expulsa de tu Alma esta ocasión que favorece al padre de la crueldad. 
¿Si posees honor, puedes envidiar lo que se obtiene a costa de él? ¿Si conoces el valor de la virtud, no te apiadas de quienes tan bajamente la han trocado?
Cuando hayas aprendido a considerar el bien aparente del hombre sin afligirte, oirás hablar de su felicidad con placer.
Si ves que las cosas buenas caen en manos de quien las merece, te regocijarás, porque la virtud se complace en la prosperidad del virtuoso.
Quien se regocija con la felicidad de otro aumenta la suya propia.
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