¡Oh hombre! las bendiciones de tu parte externa son la salud, el vigor y la proporción. La mayor de estas es la salud. Lo que la salud es al cuerpo, eso mismo es la honestidad al Alma.
Entre todo el conocimiento, el más cierto es que tienes Alma, ésta es para ti la más clara de todas las verdades. Sé manso, sé agradecido por eso. No trates de sentirla a la perfección, sino entra en comunión con ella.
¡No llames Alma al pensamiento, a la comprensión, al razonamiento, a la voluntad! Estos son los actos de ella, pero no son su esencia.
Busca el Alma por sus facultades, conócela por sus virtudes. Son más numerosas que los cabellos de tu cabeza; con ellas no pueden, contarse las estrellas del Cielo.
¿No endurece el sol el barro? ¿No ablanda la cera? Así como un mismo sol hace ambas cosas, así una Alma quiere los contrarios.
Así como la luna retiene su naturaleza, aunque las tinieblas cubran su rostro como una cortina, así el Alma permanece perfecta aún en el pecho del tonto.
Ella es inmortal; ella es incambiable; ella es una en el todo. La salud la llama para que ella muestre sus encantos y la aplicación la unge con el óleo de la sabiduría.
Ella vivirá después que tú; no pienses que nació dentro de ti. Ella fue creada al mismo tiempo para tu carne, y fue formada con tu mente.
La justicia no te la habría podido dar exaltada por virtudes, ni la piedad entregártela deformada por los vicios. Estos tienen que ser tuyos y tienes que responder por ellos con tu conciencia exterior.
No supongas que la muerte puede escudarte de la compensación; no pienses que la corrupción puede ocultarte para que no te alcancen los daños. Aquel que te formó de lo que tú no sabes, ¿no podrá El elevarte otra vez desde lo que no conoces?
¿No percibe el gallo la hora de la media noche? ¿No exalta él su voz para anunciarte la mañana? ¿No conoce el perro los pasos de su dueño? ¿Y no corre la cabra herida hacia la hierba que la cura? Sin embargo, cuando estos mueren, su Alma no lo sabe; Sólo la tuya sobrevive con la mente y la conciencia.
No envidies los sentidos de ellos porque sean más vivos que los tuyos; aprende que la ventaja no está en poseer buenas cosas, sino en saber cómo emplearlas.
Si tuvieras el oído del ciervo o si fueran tus ojos tan fuertes y penetrantes como los del águila; si igualaras al sabueso en el olfato o si pudiera el mono darte su sentido del gusto o la tortuga su tacto, ¿de qué te serviría esto sin la razón? ¿No perecen todas estas cosas como todas las que le son semejantes?
¿Tiene alguno de ellos el don del habla? ¿Puede alguno de ellos decirte.; "por eso fue que lo hice así"?
Los labios del sabio son como las puertas de una cámara; tan pronto como se abren, sus tesoros se esparcen ante ti.
Como árboles de oro en terrenos de plata son las frases de la sabiduría cuando se pronuncian a su debido tiempo.
¿Puedes pensar en tu Alma con demasiada grandeza? ¿O puede decirse demasiado en su alabanza? Ella es la esencia de Aquel que la otorgó.
Recuerda para siempre la dignidad de ella; no olvides cuán grande es el talento que se te ha confiado.
Todo lo que hace bien puede también hacer daño; ten cuidado de dirigir su carrera en la virtud.
No creas que puedas perderla entre la multitud; no creas que puedas enterrarla en tu armario. Ella se complace en la acción y no podrán impedírsela.
Su movimiento es perfecto; sus tentativas son universales, no puede suprimirse su agilidad. ¿Es en el confín de la tierra donde la obtendrá?; ¿es más allá de la región de las estrellas? Sin embargo el ojo de ella la descubrirá. Su delicia es investigar. Como quien atraviesa las arenas ardientes en busca de agua, así es el Alma que tiene sed de conocimientos.
Como una espada en la mano de un loco, así es el Alma para quien carece de discreción.
El fin de su búsqueda es la verdad; sus medios para descubrirla son la razón y la experiencia. ¿Pero no son estas demasiado débiles, inciertas y engañosas? ¿Cómo entonces la alcanzará?
La opinión general no es prueba de la verdad, porque generalmente los hombres son ignorantes.
La percepción de ti mismo, el conocimiento de Aquel que te creó, el sentido de adoración que le debes ¿no son estas cosas claras ante ti? ¿Y hay algo más que el hombre necesite conocer?
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